lunes, 16 de marzo de 2009

Metamorfosis de lo sagrado


Cuando hablamos de metamorfosis nos referimos a un cambio, actualmente se pueden destacar cambios como el descenso drástico de la práctica de la religión tradicional y difusión de prácticas alternativas tomadas a veces de otras tradiciones espirituales, crisis radical de la institución de las grandes iglesias y la proliferación de nuevos movimientos religiosos, así como también el crecimiento de la increencia y amplio eco provocado por algunas propuestas de sentido que ofrecen algunas formas de filosofía y de reflexión ética.

Las Iglesias forman parte de las sociedades en transformación en las que viven y se ven afectadas por sus problemas, para poder llegar a una interpretación de la situación que se vive actualmente se tiene que prestar atención a la actual condición que viven los cristianos y comenzar a escuchar para poder conocer lo que puede pasar en relación al futuro del cristianismo.

La necesidad de trascendencia que experimenta el ser humano está generando, nuevas configuraciones religiosas en las nuevas y cambiantes culturas emergentes, nuevas formas de presencia de la religión en las nuevas sociedades sometidas a un proceso de rápida transformación. Al hablar de metamorfosis de lo sagrado se busca expresar que todos los elementos que forman la religión están afectados por el cambio. La crisis afecta la práctica, a la institución, a las creencias religiosas y por debajo de todas ellas a la actitud del creyente y su vivencia. Cuando esto se produce no cambian sólo unas mediaciones religiosas sino el horizonte mismo en el que se inscriben esas mediaciones, originando un cambio en el sentido que tiene el conjunto de todas ellas para el ser humano.

El epicentro del cambio designado por esta categoría se sitúa en la conciencia que el ser humano tiene de sí mismo y se manifiesta en hechos como el paso de la conciencia arcaica, cósmica, mítica a otra en la que va adquiriendo preponderancia la condición reflexiva, abstractiva, objetivadora que ha predominado hasta la actualidad. Los movimientos religiosos que existen en la actualidad se pueden clasificar en cuatro grupos:
1.- Movimientos religiosos surgidos por separación de alguna de las Iglesias o de otras tradiciones religiosas.
2.- Grupos religiosos surgidos en el interior de las religiones y que, sin romper con ellas, reproducen formas asectariadas de organización y captación de adeptos.
3.- Movimientos religiosos sincretistas, que adoptan rasgos tomados de diferentes tradiciones religiosas y representan formas peculiares de respuesta a las condiciones de vida impuestas por la cultura científico-técnica dominante.
4.- Los grupos que componen la llamada constelación esotérico-ocultista y la nueva espiritualidad designada con el nombre de New Age o Nueva Era.

Lo que predomina hoy no es ni la vigencia de las religiones tradicionales ni la desaparición de la religión, sino un conjunto de formas religiosas "desvirtuadas", que se orientan hacia el cumplimiento de rituales con alguna vigencia socialo cultural o que derivan a formas de espiritualidad estilo New Age.

El resultado de la metamorfosis de lo sagrado se concreta en dos tendencias que conviven con el grupo de personas que viven la religión en su forma tradicional más o menos renovada y el grupo creciente de los que se confiesan no creyentes. La primera son personas que mantienen o recuperan una referencia al vocabulario y las acciones de los sagrado, pero que han invertido el significado que ese término comportaba en las religiones. Es la religión sin Dios o la religión del ser humano divinizado, donde no supone la superación real de la condición humana, sino el desarrollo de sus mejores posibilidades.

La segunda tendencia es la formada por las personas que se autoclasifican como ateos o que han roto con todas las religiones tradicionales. Algunos pueden estar instalados en lo inmediato hasta el punto de ignorar o rechazar agresiva o resignadamente cualquier referencia más allá del mundo al que voluntariamente se han limitado. Pero existen otros que, alejados de toda religión, mantienen la búsqueda de fines más allá de lo inmediato, de valores que los trascienden y a los que se creen que vale la pena consagrar la vida.

En un futuro inmediato a la gente se le va a complicar más creer en la institución que les ha inculcado desde hace años su creencia, pero actualmente ya se comienza a notar el alejamiento de la práctica por parte de los creyentes; la escasa participación en los procesos de iniciación cristiana más allá de la que termina con la primera comunión; la cada vez menor inscripción de alumnos en los cursos de religión, etc. El creyente va fortaleciendo su experiencia personal, su forma de vida y su ideología por medio de su experiencia de fe, es decir, lo que ha vivido, que le permite creer lo que quiere o lo que se le ha inculcado.